Si ven a esta dama en las inmediaciones de Plaza Matriz, no se acerquen. Repito. No se acerquen, ni mucho menos traten de abordarla. Por disparatado que parezca -sé que es difícil de creer- esta señorita es, en realidad, UN HOMBRE. UN HOM-BRE.
Post script: si no lo entendiste, probablemente sea porque no tenías (por) que entenderlo. ¿Me oíste? De todas formas, haber mezclado tan bien a Hernán Caire con Kirk Douglas en Espartaco tiene un valor per sé que va más allá del estúpido y malévolo chiste interno que acabo de perpetrar.
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