si lo ves avisame
si camina sacale fotos
si vuela grabalo
Amigo del buen vivir. Persona bohemia o dandy. Cultivar la ociosidad, la elegancia o la extravagancia en el vestir, gustar de la buena mesa y bebida, pueden considerarse rasgos del bon vivant.¿Cultivar la ociosidad? Mmmmhhhh... sí, sí, definitivamente. ¿Elegante o extravagante en el vestir? Depende del contexto, pero sí. Pongámosle que sí. ¿Gustar de la buena mesa y bebida? Definitivamente.
Hombre que le da mucha importancia a su aspecto físico, al uso del buen lenguaje y al cultivo de sus hobbies.Ok... pongámosle que soy un dandy.
Se dice de la persona que lleva una vida alegre, sin ataduras y despreocupadaNo me cierra lo de despreocupado...
Que no sigue o hace alarde de no seguir las creencias, opiniones o usos generales.
Y a mí la decadencia de Second Life no es que me alegre pero me parece un signo positivo. La verdad –para bien o para mal, aunque más de un anonymous no quiera creerlo– sigue estando a este lado de la pantalla.
(...) los derechos humanos son los que defienden a los individuos de los excesos del Leviatán. Y lo han hecho. Han defendido a las víctimas de los Ejércitos genocidas de Occidente. Han defendido a las víctimas de los Estados totalitarios socialistas. Que no fueron “socialistas”: fueron formas de capitalismo estatal. Desde 1492 hasta la fecha, la humanidad no ha conocido otra cosa que el capitalismo. En su forma “liberal democrática” o en su forma “comunista estatal”.
Que tiene de especial ESA fiesta? Yo igual voy a cualquiera, pero por preguntar nomas :D
No sé. Mi hermano fue el año pasado y me dijo que se había divertido.
La fiesta es una excusa.
Me corrijo. Una fiesta nunca es -o nunca debería- ser un fin en sí mismo. Las fiestas son medios, que coadyuvan a la integración de personas que persiguen un mismo objetivo: divertirse. Sin ese vínculo, sin esa convergencia psíquica entre los participantes, corre peligro la consecución de este fin y, por ende, la fiesta carece de sentido. ¿Quién se tomaría un ómnibus sin saber adónde va? ¿Quién realizaría una inversión sin esperar el retorno?
Solemos atribuir a la fiesta el poder mágico de generar recuerdos imborrables, sin atender otras facetas propias del individuo que influyen más directamente (o menos indirectamente) en su producción. La predisposición a pasar un buen momento, la disminución de las espectativas, la confianza mutua, la mística grupal, el estímulo del autoestima son sin lugar a dudas aspectos que logran aceitar el vínculo entre los participantes. La sensación de placer se encuentra cuando este vínculo logra producir la ilusión de que las barreras que separan al individuo del resto del mundo se desvanecen, originando una auténtica -aunque fugaz- sensación de libertad, de "yo soy parte del resto y el resto es parte de mí", de sentirse aceptado y de aceptar al resto.
La presencia (o la ausencia) de esa sensación absolutamente efímera determina si valió la pena (o no) haber ido a la fiesta. Si aparece, la fiesta quedará registrada para siempre. Si no, la fiesta fue basura, tiempo perdido.
Por lo tanto, desde un punto de vista utilitarista, uno debería tomar a la fiesta como lo que es: un medio para divertirse (en este caso, "divertirse" no como antónimo de "aburrirse", sino como sinónimo de encontrar regocijo, de gozar a partir de haberse sentido liberado). Ergo -como diría nuestro no muy bien ponderado y lechugoso amigo1- todo aquello que ayude a la concreción de este fin debería propiciarse y todo aquello que conspire en contra debería eliminarse.
Sería bueno tener bien claro cómo separar la paja del trigo.
Ta, ta, tampoco te pongas asi…
Notas:
1 - Chiste interno.