martes, 5 de junio de 2007

Más coletazos del fascismo

Ayer en En Perspectiva entrevistaron a Carlos Romay, dirigente del Foro en Río Negro, por una curiosa ocurrencia. Cotelo lo presentó de esta manera:

¿Qué hacer ante el fenómeno de los asentamientos? Cada tanto se discute sobre cómo regularizar los padrones o cuánta asistencia económica deben recibir (...) Pero, en definitiva, teniendo en cuenta lo grave que es el problema, puede decirse que ocupa poco espacio en el debate nacional.

Hace pocos días, en el quincenario Opinar se planteó otro ángulo para este análisis. "Si no tomamos las medidas adecuadas con prontitud, la cultura del asentamiento va a dominar a la otra y, entonces sí, el Estado Nación, tal como lo conocemos, va a dejar de existir".

La frase pertenece a Carlos Romay (...), que escribió un artículo sobre este tema. (...) Romay hace una propuesta muy polémica: "Que las Fuerzas Armadas sean el brazo ejecutor de un verdadero, eficaz y serio plan de emergencia social, para actuar en cada asentamiento en forma pacífica, sin tanques, sin tiros, pero imponiendo su presencia".

Siempre preocupa (bah, a mí me preocupa) la gente que piensa de esta manera. No me extraña demasiado por venir de donde viene, aunque sí me llama la atención que la "bomba" haya caído como una pluma sobre un piso de almohadones. No es la primera vez que escucho este tipo de disparate ("habría que atarles las trompas"). Me pregunto (retóricamente, supongo que ya sé la respuesta y por eso me preocupa) si los amantes de las botas y la mano dura no serán la norma.

Me gustaría creer que la mayoría no vemos al habitante del cante ("asentamiento"... ¡por favor!) como el enemigo. La "frontera está adentro", dice Romay:

El asentamiento es la nueva frontera de Uruguay, la frontera no es más la que nos enseñaban en la escuela y en el liceo, la frontera está dentro (...)

Y propone destruir la "cultura del asentamiento" ya que, donde sigan creciendo, "las rejas no van a dar abasto para proteger a unos de otros". El método es instalar a las fuerzas armadas en los cantes para que en son de paz los jóvenes vuelvan a la escuela, al deporte (que, a propósito, "es la manera de alejarlos de la droga") y

que quienes vayan a brindar educación y demás tengan la protección, llamémosle, para poder actuar de una manera ordenada por parte de quienes están entrenados para eso, que son nuestros oficiales, que pertenecen a la sociedad en general.

En un momento, un oyente frenteamplista llamó para elogiar y valorar el planteo y algunos otros llamaron para decirle que había cargado demasiado contra el Plan de Emergencia. ¡Por dios! ¡Nadie llamó para decirle que era un energúmeno!

Al final de la entrevista, cuenta que charla a diario con muchos senadores y con muchos "ministros amigos" de todos los partidos pero que nadie le da mucha bola. Por suerte. También habla mucho con su íntimo amigo de la infancia Jorge Saravia, senador del MPP y promotor del servicio militar obligatorio. Sin comentarios.

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