viernes, 8 de junio de 2007

Sigue el debate

Después de la entrevista a Romay en El Espectador, que me motivó a escribir porque me crispó los nervios, le hicieron una entrevista a Marina Arismendi para ver qué opinaba.

Rescato algunas frases de la ministra que comparto visceralmente, porque laburé en un asentamiento, lo cual me dio alguna idea de cómo se vive y qué códigos se manejan en un par de cantes (no se puede comparar el clima del Marconi con el de Malvín Norte; cada cante tiene su propio modo de vida):


- (...) hay gente que señala: “Nosotros tenemos un mundo, somos los que estamos incluidos, somos los que tenemos una determinada cultura, unos determinados valores, y esos otros son los pobres, los desarraigados, los excluidos”. En el fondo decimos, de una manera u otra (también con políticas que se realizaron), “vamos a tenerlos más o menos contentos para que no embromen, y mientras seguimos, y si podemos, los incluimos en nuestro modo de ver la vida, en nuestros valores”.

- (...) muchos perdieron todo y hoy están en los asentamientos, y tienen capacidades, nivel cultural, profesión, oficio, muchos de ellos viven ahí y trabajan, capaz que aquí, a lo mejor enfrente, en distintos lugares, pero no tienen una garantía para alquilar, no tienen una forma de vivir en otra parte, fueron expulsados hacia los cinturones de la ciudad, y no solo de la ciudad.

- [comentarios como el de Romay] en el fondo (y eso es lo que me indigna) es pararse arriba de una tribuna, arriba de un pedestal y decir “yo soy mejor que el otro”, “soy mejor que el compatriota que está en desgracia, yo sé lo que son los valores, soy la persona que maneja los valores y los quiero incluir”.


Un comenario final: dice Arismendi que han visitado 200.000 hogares y no han tenido "un solo problema con esa supuesta cultura que dicen que existe, no lo tuvieron los estudiantes".

Absolutamente le creo.

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