miércoles, 23 de mayo de 2007

La maldita "BUENA EDUCACIÓN"

Desde pendejo fui un pibe que le pegó en el forro de los huevos que le dijeran cómo debía sentarse a la mesa, cómo utilizar los cubiertos, cuándo levantarse de la mesa (incluso cuándo sacarse los mocos y dónde sacarse los mocos).

Ahora veo que hay un conjunto de normas que nos diferencias de los animales (e. g. cuándo y dónde mear, a pesar de que me siento bien meando en algún lugar público), pero el problema es que los que nos educan a veces resultan hacer demasiado incapié en lo que es esta Buena Educación y nos frenan nuestras libertades desde chiquitos.

¡Yo quiero que nuestros pendejos se coman el mundo en dos panes y crezcan y hagan de su vida algo pleno y lleno de vivencias!

¡Me cago en la buena educación!

4 comentarios:

gusaaaaa dijo...

Estimado colega, no me quedó claro si es ahora que ves que hay un conjunto de normas que nos diferencian de los animales, o si se te voló una coma en algún lado ;)
Nah, fuera de broma, siempre tuve cierta reacción contraria a las normas; por lo menos planteándomelas con aire crítico. Y no es que me haga el rebelde way, ni mucho menos. Soy de duro convencimiento.
Entiendo que existen ciertas normas que para algo están y que, disfrazadas de normas estéticas, tienen valor funcional. Por ejemplo: no escupir en los ómnibus, no defecar u orinar en la vía pública, taparse la boca cuando uno estornuda o tose, no pegar los mocos donde otro puede pasar la mano, etc. Todas comparten un fin; están vinculadas con la preservación de la salubridad más allá del infantil "queda feo".
Hay otras de segundo orden (más indirectas) que también podrían entrar dentro de la categoría "normas de salubridad". Por ejemplo, rascarse en público. Parece ridículo, pero desde el punto de vista estadístico, es probable que en una sociedad donde esté aceptado rascarse en público las enfermedades dermatológicas se esparzan con mayor frecuencia.
Sería interesante poder rastrear el por qué de determinadas normas. No apoyar los codos en la mesa es una imbecilidad, pero a alguien se le ocurrió que estaba mal. ¿Por qué?

Edú dijo...

Yo pienso que esas normas que uno no les encuentra sentido parten, en su mayoría, por abusos de poder que alguien comenzó a realizar sobre sus súbditos y que luego se fueron institucionalizando.

Estos abusos de poder son similares a los que vemos por todos lados, al del guarda que pretende hacerte bajar del ómnibus cuando subís sin cambio, al del patovika que no te deja entrar al boliche porque no le gustan tus championes, y al de la empleada de tesorería que no te paga los tickets alimentación (que usás para comprar la merienda) porque no fuiste el día que ellos pusieron como día de pago (sin tener en cuenta que ellos tienen la obligación de atender al público todos los días hábiles de 9 a 12 hs).

En fin, me desvié del tema de conversación, tal vez éste tenga su lugar en un próximo post.

gusaaaaa dijo...

No sé. No creo que partan del mensajero. Parten del que las redactó.
El dueño del boliche segmentó y quiere chetos. No quiere planchas porque los chetos -que gastan- no le van. O quiere re chetos, los del British o del Alemán. No los hippi-chic del Kennedy. Y le dice al gorila que filtre.
A la encargada de tesorería le molesta que se le acumulen los tiques porque total, uno puede ir cuando quiere. Porque prefiere sacarse de arriba los tiques en la primera semana y dedicarse a otra cosa. Y le dice a la empleada que acate.
Lo del ómnibus, bueno... no creo que sea una norma. Ahí se portó mal el guarda. ¿Pero quién dice que se tiene que portar bien? ¿Una norma?
"El cliente siempre tiene la razón" (no importa que sea un imbécil)
"Hay que tratar bien al público" (a pesar de que me tratan como escoria)
"Éste es su trabajo, no me puede tratar así" (¡soy ingeniero!)

Edú dijo...

1. Lo del guarda no fue un hecho aislado sino que vi que sucediera en reiteradas ocasiones. Y si yo subo con plata al ómnibus no me bajo (punto).

2. El "no me gustan tus championes" (que nunca se explicita) puede ser un filtro, pero el "pará un poquito que hay mucha gente" suele ser una excusa para tener gente en la puerta del boliche (lo que llama la atención y vende). Y mientras esperás (esperabas, en mi caso) ves que entran todas los amigos y amigas del patovika, y esto es un abuso de poder "claro" (y "obvio", aunque no me gusten esas palabras).

3. Sobre la tesorería, los tipos atienden nada más que 3 horas por día (de 9 a 12, horario de embarazada) y la culpa no es mía de que haya gente ahí porque piden el certificado de estar al día con el fondo de solidaridad cuando ellos podrían recibir esa información directamente.

4. Yo no estoy pidiendo que el guarda me trate bien, ni siquiera que me de las gracias cuando le doy la puta moneda de 50 centésimos para que su trabajo de devolver el cambio sea más fácil (y que la cantidad de monedas que yo tenga que guardar sea menor), ni siquiera me quejo cuando recibo de cambio 6 billetes de 5 pesos hechos mierda. Es más, si subo al bondi con 15 pesos en vez de 15,50 no voy a pedirle que me venda igualmente el boleto. Lo único que considero necesario para que no se vaya todo al carajo es que cuando una persona sube con PLATA AL ÓMNIBUS, ÉSTE NO SE PONGA A ROMPER LOS HUEVOS PORQUE NO TIENE CAMBIO.

(al margen de todo esto, los guardas de ómnibus no deberían existir)

5. Sobre tratar o no bien a la gente, eso va en cada uno y el único que gana o pierde con ese intercambio es la persona misma.